Hoy a la mañana quería seguir durmiendo.
Desde la cama escuché a papá que decía algo de la lluvia.
Me di media vuelta y me tapé con la cobija hasta las orejas.
La lluvia golpeaba el techo de chapas y yo imaginaba los charcos en mi patio de tierra.
-“Vamos –dijo mamá- el Tody está servido” y me dio un beso en un pedacito de cabeza que apenas asomaba.
Papá prendió la radio y la misma voz de todas las mañanas me gritó: “¡Vaaamos, despierta cantandoooo, levanta la cabezaaaa, sonríe con simpatía, saluda al nuevo díaaaaa!!”
Todas las mañanas, un viejo que se llama Carrizo y otro que no sé como se llama, golpean latas, gritan, hacen chistes y papá y mamá se ríen mientras toman los primeros mates.
La crónica seleccionada se encuentra incluida en el segundo libro de Marciano Durán, «Marcianitis Crónica»