Alguien planteó hace un tiempo que los celulares pueden producir cáncer.
No lo sé.
Lo que sí sé, es que los celulares producen otro tipo de enfermedades: Idiotizan
Al principio no lo notamos porque eran poquitos y enormes. Nadie conseguía influir con un celular del tamaño de un ladrillo que sonaba como la sirena de una fábrica.
Pasaron unos meses… ¡Ojo!…no fueron décadas, fueron meses en que empezaron a achicarse y a multiplicarse cada vez más. Los sanitarios se olvidaron de su sopapa pero jamás del celular. Los carpinteros lo acomodaron entre el aserrín, los pescadores en la cajita de pesca, los masajistas entre el linimento y los jardineros entre las begonias. Hasta los más duros doblaron sus rodillas ante el celular.
Y ya que los teníamos había que usarlos.
Comenzamos a llamar por llamar y a hablar sin decir nada
La crónica seleccionada se encuentra incluida en el segundo libro de Marciano Durán, «Marcianitis Crónica»