Ha finalizado una nueva etapa para el sufrido fútbol de nuestro país. El cú-
mulo de mala suerte que hemos tenido ha sido determinante. El rigor, la entrega, el ce-
lo de los australianos fue enorme. A Schwarzer – el golero locatario – el tras-
pié sufrido en Montevideo no sólo no lo afectó, sino que además en el penal, el rema-
te se le abrió bastante y contra eso no hay quien pueda. ¡Es muy difícil! ¡Qué cu-
chillada nos han dado! Es cierto… en toda la eliminatoria desperdiciamos muchos ba-
lones!. Les hablo a ustedes, Fossati y Carrasco. A ustedes me dirijo: tienen que irse a ca-
pacitar técnicos jóvenes. Ustedes saben hacerlo. Para el próximo mundial hay que pe
gar cuanto antes. Hoy…hacemos votos desde aquí para que nunca más vuelvan
los malos momentos como los que nos tocó pasar en Australia. No tienen la culpa
ninguno de los tres. Jorge Fossati, Juan R. Carrasco, Eugenio Figueredo: ¡Que miér-
coles triste!! ¡Que día más terrible para nuestro deporte! Los cambios na-
da hicieron por nuestra selección? ¡Pensar que el estadio estaba repleto!¡Se vendieron
82.000 entradas y se hizo mucho dinero!. Por eso no aceptamos que cuestionen
a Casal! Ustedes querrán saber que opino del partido ¡Que el Chengue no puede jugar
tan sólo! ¡Chengue: no le diste una alegría a los niños, ni a los padres de este país,
ni a las madres! Veamos…. ¿quién tiene la culpa de esto? La culpa la tienen los que
critican permanentemente. La culpa la tienen los periodistas que parece que nunca
erraron penales. Y sepan, que los que le pegan de punta y para arriba,
no tendrán más cabida en este excelente plantel. Ellos no tienen la culpa de nada,
(el Pato Sosa, Regueiro, Zalayeta, Guillermo Rodriguez y tantos otros) dejaron
el alma en la cancha. Transpiraron la camiseta celeste para no dejar
una vez más a Uruguay afuera de un Mundial. Hoy no me siento triste, estoy ca-
pacitado para bancarme estos momentos difíciles. Sé que el equipo uruguayo fue va-
liente . Una vez más ha quedado claramente demostrado que son un grupo de in-
dios charrúas a los que les faltó suerte. No hay dudas que fueron bravos, seguros y
capaces. Eso sí… no quiero dejar pasar la oportunidad de hacerles saber de mi des-
confianza en los jueces, de mi bronca con los australianos y de mi más profundo
agrado por todo lo que este grupo de jugadores y el cuerpo técnico han hecho.
¡Si hubiéramos tenido el charter!! ¡Si Recoba hubiera anotado!¡Si Forlán no se lesionaba!
Desde el primer partido, supimos que nuestros jugadores estaban prontos para realizar ca-
-si todo lo necesario para clasificarnos al mundial. Apostamos a que llegarían las ju-
gadas de todo tipo, pero no imaginábamos que fueran tantas y de esa magnitud.
¡Otra vez fuera del Mundial! Ahora por suerte vendrán las reestructuras tan esperadas.
Nuestro mensaje final en este artículo es: No tengan dudas que sabemos que son in-
teligentes. Demuéstrenlo apenas lleguen a Uruguay, sabemos que son realmente
capaces. Están a tiempo, dirigentes, cuerpo técnico y jugadores: devuelvan la gui-
ñada cómplice, devuelvan la sonrisa y la esperanza que tuvimos los uruguayos has-
ta hoy. Después de tanto tiempo ha llegado la hora finalmente de que corran a
todos los periodistas y a todo el público que no está dispuesto a entender el trabajo de
los dirigentes.Señores de la AUF, la única salida para nuestro fútbol es que terminen pre-
sentando planes para llegar al Mundial 2010 para no tener que asistir a más fraca-
sos por mucho, mucho, pero mucho tiempo.
¡Otra vez afuera de un Mundial, fin de otra etapa del fútbol del paisito! No importa.
Figueredo, Casal, dirigentes del fútbol uruguayo, se pueden ir todos a la misma mi-
lagrosa virgen del Verdún para que lo que se consiguió este miércoles no se pi-
erda. De onda se los digo…con mucho respeto y mucha calentura.
Disculpe, me olvidé advertirle que el artículo debe ser leído renglón por medio.
Marciano Durán
2005 Noviembre